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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Peiperviú: Mi extraña adicción (My strange addiction)

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Buenas a todos y bienvenidos a una nueva edición de Peiperviú , su columna de telebasura favorita. Si en el episodio anterior os abrí la puerta a un mundo tan tétrico como el de los cambios radicales, hoy no podía bajar el listón y por eso os traigo un suculento docu-reality emitido en el canal Xplora . ¿Comes cristales? ¿Le das pellizcos a las ventanas? ¿Le pones zancadillas a los trenes? ¿Te gusta vestirte de bebé? ¿Te bañas en lejía? ¿Coleccionas pelo que sacas de las tuberías? ¿Te gusta aderezar la comida con un poco de suavizante? ¿Tu mascota favorita es una rata calva? ¿Te has enamorado de una muñeca de plástico? ¿No puedes vivir sin tu almohada? ¿Te gusta tanto un almuerzo que te comes hasta los cubiertos? ¿Tu vida sólo tiene sentido cuando te pones un disfraz de peluche? ¿Tus uñas miden más que tu hijo pequeño? ¡NO TE PREOCUPES! No eres raro, ni tienes una enfermedad. Lo tuyo es una extraña adicción. Sí amigos, así es. Este programa se encarga de mostrarnos los tra

Fotogramas III

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Bueno, una semana más volvemos con el reto, a qué película o serie pertenece este fotograma, y nombre del personaje y de la actriz si lo sabéis. Ala, ala, ¡a participar! En unos días edito con la respuesta y algo de información. Saludos!

Curiosidades Británicas III

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Ya pudisteis leer en el blog la parte I y parte II de esta sección. Hoy os traigo la tercera con más fotillos que pude tomar en Reino Unido para contaros lo raretes que son los ingleses y las curiosidades que puedes encontrarte por aquel extraño país. Ahí van:  Los ingleses tienen cosas malas pero a veces tienen un sentido del humor que mola. Estas figuritas de la reina Isabel II las encontré en una tienda de decoración y ¡eran geniales porque movían la mano saludando todo el tiempo! Cuesta 15 libras, funciona con energía solar y siempre te está saludando. Me encantó. Ya hablamos en anteriores post sobre la higiene (inexistente) de los ingleses, las calles no iban a ser menos que autobuses y demás antros. Así estaban todas las calles de Manchester (ciudad donde la que escribe residía), llenas de chicles pegados en el suelo. A menudo iba paseando por la calle y me preguntaba ¿Cuantos chicles comen esta gente? Todo muy raro. Este cartel lo encontré en un sitio que frecuenta